La jirafa es una especie de mamífero artiodáctilo de la familia Giraffidae propio de África. Es la más alta 
        de todas las especies de animales terrestres existentes. Puede alcanzar una altura de 5,8 metros y un peso 
        que varía entre 750 y 1600 kg.
        
        
        Su área de distribución es disperso y se extiende de Chad en el norte hasta Sudáfrica en el sur, y de Niger 
        en el oeste hasta Somalia en el este. Por lo general habita en sabanas, pastizales, y bosques abiertos. Se 
        alimenta principalmente de las hojas del acacia, que ramonea en alturas inaccesibles para la mayoría de los 
        demás herbívoros. Las jirafas adultas son depredadas por leones, y los terneros también por leopardos, hienas 
        manchadas y perros salvajes. Las jirafas adultas no tienen fuertes vínculos sociales, aunque se agrupan en 
        manadas abiertas y sueltas si llegan a estar moviéndose en la misma dirección general. Los machos establecen 
        una jerarquía social mediante duelos conocidos como necking, un combate en el cual utilizan el cuello como 
        arma. Solo los machos dominantes pueden acoplarse con las hembras; solo las hembras se dedican a la cría de 
        los terneros.
        
        
Descripción
        
        
        El nombre común "jirafa" y primer término del nombre binomial Giraffa proviene del árabe الزرافة (ziraafa o 
        zurapha), que significa "alta". El segundo término que da nombre a la especie camelopardalis proviene del 
        griego καμηλοπάρδαλη camelopardale y del latín camelopardalis, que significa "camello leopardo". Julio César 
        introdujo la primera jirafa en Europa traída de su campañas en Asia menor y Egipto donde conoció a Cleopatra. 
        Sin tener claro qué animal era, los romanos la bautizaron cameleopardo, un cruce entre camello y leopardo, 
        convirtiéndose en el nombre científico que se utiliza hasta hoy.
        
        
        Por su apariencia peculiar, la jirafa fue una fuente de fascinación en diversas culturas, tanto antiguas 
        como modernas, y apareció con frecuencia en pinturas, libros y dibujos animados. En 2016 la UICN pasó de 
        clasificarla como una especie bajo preocupación menor a clasificarla como una especie vulnerable, al 
        observarse una disminución de la población de hasta el 40 % en el período 1985-2015. Algunas subespecies 
        fueron clasificadas como en peligro de extinción. Sin embargo, todavía existe un gran número de jirafas en 
        los parques nacionales y reservas de caza.
        
        
Hábitat y alimentación
        
        
        Las jirafas habitan generalmente en sabanas, pastizales y bosques abiertos. Prefieren bosques abiertos de 
        Acacia, Commiphora, Combretum y Terminalia en vez de entornos más densos, como los bosques de Brachystegia. 
        La jirafa de Angola suele habitar en ambientes desérticos. Ramonea las ramas de los árboles, con una 
        preferencia para los árboles de los géneros Acacia, Commiphora, y Terminalia, que son fuentes importantes 
        de calcio y proteínas necesario para la tasa de crecimiento de la jirafa. También se alimenta de arbustos, 
        hierbas y frutas. Come alrededor de 34 kg de follaje diariamente. Cuando esta estresada, puede masticar la 
        corteza de ramas. Aunque es herbívora, se ha observado a jirafas que visitan a las carcasas de animales 
        muertos para lamer la carne seca de los huesos.
        
        
        

        
        Durante la estación lluviosa, la comida es abundante y las jirafas son más dispersa, mientras que durante la 
        estación seca, se concentran alrededor de los árboles y arbustos de hoja perenne restantes. Las madres 
        tienden a alimentarse en zonas abiertas, probablemente para facilitar la detección de depredadores, a pesar 
        de que esto puede reducir la eficiencia de alimentación. Como rumiante, la jirafa primero masca su alimento, 
        se lo traga para su procesamiento y luego pasa visiblemente el bolo alimenticio medio digerido hasta el 
        cuello y en la boca para masticarla nuevamente. Es común que saliva cuando se alimenta.
        
        
        
        La jirafa requiere menos alimento que muchos otros herbívoros, porque el follaje que consume contiene una 
        mayor concentración de nutrientes y porque tiene un sistema digestivo más eficiente. Las heces se presentan en 
        forma de pequeñas bolitas. Cuando cuenta con acceso al agua, bebe a intervalos no superior a tres días.
        
        
        Las jirafas tienen un efecto notable sobre los árboles que utilizan para alimentarse, lo que retrasa el 
        crecimiento de los árboles jóvenes durante varios años y crea una característica "cintura" en los árboles 
        más altos. La alimentación se concentra principalmente durante las primeras y últimas horas del día. Entre 
        estas horas suele estar de pie rumiando. La rumiación es también la actividad dominante durante la noche, 
        cuando se practica principalmente acostado.
        
        
Vida social y reproducción
        
        
        Por lo general las jirafas se encuentran en grupos, aunque son grupos abiertos cuya composición tiende a 
        cambiar constantemente. Tienen pocos vínculos sociales fuertes y las agrupaciones suelen cambiar de miembros 
        cada pocas horas. Para fines de investigación, el "grupo" fue definido como "un conjunto de individuos que se 
        encuentran a menos de un kilómetro de distancia y que se mueve en la misma dirección general". El número de 
        jirafas en un grupo puede variar hasta incluir 32 individuos. Los grupos más estables son los que están 
        compuestos de las madres y sus crías, que pueden permanecer juntas durante semanas o incluso meses. La 
        cohesión social en estos grupos se mantiene a través de los lazos que se forman entre los terneros. 
        También ocurren grupos mixtos compuestos de hembras adultas y machos jóvenes. Los machos subadultos son 
        particularmente sociales y participan en peleas simuladas. Sin embargo, a medida que crecen los machos se 
        vuelven más solitarios. Las jirafas no son territoriales, aunque tienen un área de vida. Ocasionalmente los 
        machos vagan lejos de las zonas que frecuentan normalmente.
        
        
        La reproducción es largamente polígama: unos machos mayores se aparean con las hembras fértiles. Los machos 
        evalúan la fertilidad probando la orina de la hembra para detectar estro (Periodo de celo sexual de las 
        hembras de los mamiferos) en un proceso de varios pasos conocido como la respuesta Flehmen. Los machos 
        prefieren hembras adultas jóvenes en vez de hembras menores o adultas mayores. Cuando detecta a una hembra 
        en celo, el macho intentará cortejarla. Durante el cortejo, el macho dominante mantendrá a distancia a los 
        machos subordinados. Durante la cópula, el macho se coloca en sus piernas traseras con la cabeza arriba y 
        sus patas delanteras descansando en los flancos de la hembra.
        
        
        Aunque por lo general son silenciosas y no vocales, las jirafas pueden utilizar varios sonidos para 
        comunicarse entre ellas. Durante el cortejo, los machos emiten toses fuertes. Las hembras llaman sus crías 
        con mugidos. Los terneros emiten resoplidos, balidos, mugidos y sonidos parecidos a maullidos. Las jirafas 
        también producen sonidos como roncas, siseos, gemidos y silbidos; a largas distancias se comunican entre 
        ellas utilizando infrasonido.
        
        
Parto y cuidado parental
        
        Tras una gestación que dura 400-460 días, la hembra normalmente da a luz a una sola cría, aunque en raras 
        ocasiones pueden nacer gemelos. La hembra da a luz de pie. El ternero emerge primero con la cabeza y las 
        patas delanteras, después de romper las membranas fetales, y cae al suelo, cortando el cordón umbilical. 
        Luego la madre limpia el recién nacido y le ayuda a ponerse de pie.
        
        
        Una jirafa recién nacida tiene una altura de aproximadamente 1,8 m. A las pocas horas de nacer, la cría 
        puede correr y es casi indistinguible de un ternero de una semana de edad. Sin embargo, durante las primeras 
        1 a 3 semanas, pasa la mayor parte del tiempo escondiéndose; el patrón de su pelaje proporciona un camuflaje 
        adecuado. Dentro de pocos días después de nacer se ponen erectos los osíconos, que permanecieron planas 
        mientras estaba en el útero.
        
        
        Las hembras con crías suelen agruparse en menadas de crías, ramoneando y moviéndose juntas. Ocasionalmente, 
        algunas hembras en una menada de crías pueden dejar a sus crías con otra hembra mientras se alimentan y beben 
        en otro lugar. Esto se conoce como "guardería de jirafas". Los machos adultos no desempeñan un papel notable 
        en la crianza de los jóvenes, aunque parecen tener interacciones amistosas. Los terneros están en riesgo de 
        depredación, y una hembra permanecerá encima de su ternero y dará patadas al depredador que se acerca. Las 
        hembras que vigilan los terneros en una guardería de jirafas solo alertarán a sus propias crías si detectan 
        una perturbación o peligro, aunque los demás terneros se darán cuenta y la seguirán también. El vínculo 
        entre la hembra y su cría varía, aunque puede durar hasta el siguiente parto. Así mismo, los terneros pueden 
        mamar por tan solo un mes o hasta un año. Las hembras alcanzan la madurez sexual cuando tienen cuatro años 
        de edad, mientras que los machos maduran a los cuatro o cinco años. Sin embargo, los machos tienen que 
        esperar hasta que tengan por lo menos siete años para ganar la oportunidad de aparearse.
        
        
Mortalidad y salud
        
        Las jirafas tienen una esperanza de vida de hasta 25 años en estado salvaje, excepcionalmente longeva en 
        comparación con otros rumiantes, Debido a su tamaño, su buena vista y sus poderosas patadas, las jirafas 
        adultas por lo general no están sujetas a la depredación. Sin embargo, pueden ser depredadas por leones, e 
        incluso son presas habituales para ellos en el Parque nacional Kruger. Los cocodrilos del Nilo también pueden 
        representar una amenaza para las jirafas cuando se agachan para beber. Los terneros son mucho más 
        vulnerables que los adultos, y son también depredados por leopardos, hienas manchadas y perros salvajes. 
        Entre un cuarto y la mitad de los terneros alcanzan la edad adulta.
        
        
        Las jirafas se ven afectadas por diferentes parásitos. A menudo son anfitriones de garrapatas, especialmente 
        en el área alrededor de los genitales donde la piel es más delgada que en otras áreas. Las especies de 
        garrapatas que comúnmente se alimentan de las jirafas pertenecen a los géneros Hyalomma, Amblyomma y 
        Rhipicephalus. Las jirafas dependen de aves como el picabueyes piquigualdo y picabueyes piquirojo para 
        librarlos de las garrapatas y alertarlos al peligro. Jirafas albergan numerosas especies de parásitos 
        internos y son susceptibles a diversas enfermedades. Fueron víctimas de la peste bovina, una enfermedad 
        viral (ahora erradicada).
        
        
Necking
        
        Los machos utilizan sus cuellos como armas en el combate con rivales, un comportamiento conocido como "necking". 
        Necking se utiliza para establecer el dominio entre los machos; los machos que ganan estos duelos tienen 
        mayor éxito reproductivo. Este comportamiento se produce a baja o alta intensidad. En duelos de baja 
        intensidad, los combatientes se frotan y se apoyan con el cuello el uno contra el otro. El macho que logra 
        mantenerse más erecto gana el duelo. En duelos de alta intensidad, los machos extenderán sus patas 
        delanteras y pivotarán el cuello para golpear el otro con gran fuerza con sus osiconos. Los contendientes 
        tratarán de esquivar los golpes de cada uno y luego prepararse para contrarrestar. La fuerza de los golpes 
        depende del peso del cráneo y el arco de la oscilación. Un duelo puede durar más de media hora, dependiendo 
        del equilibrio de fuerzas entre los contendientes. Aunque la mayoría de los duelos no resulta en lesiones 
        graves, existen registros de fracturas de mandíbulas, fracturas de cuellos e incluso muertes.
        
        
        Después de un duelo, es común que los dos machos se acarician y cortejan, conduciendo al montaje y el 
        clímax. Se descubrió que tal interacción entre machos ocurre con mayor frecuencia que el acoplamiento 
        heterosexual. En un estudio, se registró que hasta un 94% de los incidentes de montaje ocurrieron entre 
        machos. La proporción de las actividades del mismo sexo variaba de 30 hasta 75%. Solo 1% de los incidentes 
        de montaje del mismo sexo se produjo entre hembras.